Desde 1910 hasta 1970, las infraestructuras farmacéuticas mejoraron mucho, de tal manera que se dispuso de un mayor abanico de formas farmacéuticas. Asimismo, los laboratorios comenzaron a investigar y elaborar medicamentos nuevos.
En aquellos años, los medicamentos se mantenían en la rebotica en unas estanterías metálicas en las que unas pegatinas de colores permitían distinguir la caducidad del medicamento y tener algo de trazabilidad dentro de la farmacia.